Rituales de la momificación
Ann Rosalie David explica que "El
proceso de momificación tenía lugar en el taller del embalsamador, conocido con
el nombre de wcbt ('lugar
de purificación'). Algunos de estos talleres eran erigidos próximos a las
tumbas, pero, debido a la naturaleza 'impura' de la momificación y a los
peligros con los que estaba asociada, probablemente fueron ubicados fuera del
recinto de la tumba. Otros talleres, en los que normalmente se preparaban
muchos cadáveres, solían estar ubicados cerca de los cementerios o de los
centros de culto.
Aunque gran parte de los ritos que
acompañaban el proceso de momificación eran ejecutados en el taller del
embalsamador, una de las ceremonias más importantes, la de la Apertura de la
Boca, se realizaba en la misma tumba. Estos rituales finales, concebidos para
asegurar la vida eterna del difunto, constituían una parte esencial del funeral;
con una azuela, el sacerdote tocaba la boca, las manos y los pies de la momia,
y repetía estos actos sobre las representaciones del difunto que aparecían en
los muros del interior de la tumba, así como en las reproducciones en miniatura
y en las estatuas del mismo. Se creía que este ritual devolvía la vida a la
momia, para que el espíritu del difunto entrara en ella y pudiera utilizarla;
de modo análogo, todas las figuras inanimadas que se encontraban en el interior
de la tumba serían capaces de actuar en nombre del finado. Los experimentos
modernos han demostrado que los mejores resultados del proceso de momificación
se obtienen tras dedicar un período máximo de cuarenta días a la extracción de
las vísceras y a la deshidratación del cuerpo; sin embargo, Herodoto y otras
fuentes hablan de un total de setenta días para la momificación, y, sin lugar a
dudas, la mayor parte de este tiempo se dedicaba a los rituales religiosos y
mágicos. No obstante, un texto aislado del antiguo Egipto habla de un período
mucha más largo, en el que, a todas luces, quedaban incluidos los rituales y
las ceremonias con los que estaba asociado ese proceso."
Embalsamadores, cortadores, escribas y otros que participaban en la
momificación
"Según Diodoro Sículo, entre los
distintos individuos dedicados al proceso de momificación, destacaban
principalmente tres tipos que se encargaban de preparar al cadáver del difunto
para el funeral, a saber, el 'cortador' (griego paraschistos), que practicaba
la incisión en el costado de la momia; el 'escriba', que supervisaba el trabajo
realizado; y el 'embalsamador', que pertenecía a un gremio u asociación
especial y era el responsable de dirigir las ceremonias de momificación y de
envolver a la momia con vendas. En realidad, este último supervisaba todas las
etapas del proceso de momificación. Cuando ejecutaba los rituales, llevaba
puesta una máscara en forma de cabeza de chacal para encarnar a Anubis, dios
del embalsamamiento. (...) Su cargo era hereditario, y también daban trabajo a
otros artesanos, como, por ejemplo, los fabricantes de ataúdes, encargados de
producir los sarcófagos, las estatuillas de madera y otros objetos del ajuar
funerario.
Por el contrario, los cortadores,
debido a la 'impureza' del ritual (y los posibles riesgos para la salud)
asociada con la realización de la incisión en el cadáver y la posterior
extracción de las vísceras, tenían el estatus social más bajo; en este grupo
tal vez tuviera cabida criminales convictos. Otros individuos relacionados con
el proceso de momificación y el funeral eran los sacerdotes de Osiris
encargados de oficiar los rituales, los sacerdotes lectores que recitaban los
cánticos y las instrucciones del ritual, y los hombres encargados de lavar y
limpiar a la momia y las vísceras, de preparar el natrón y las resinas y de
envolver el cadáver con vendajes de lino. Todo este proceso asociado con la
muerte y el enterramiento constituía una gran industria que daba trabajo a
muchos obreros." (David,
citada por Bedford, 2003).
El proceso del entierro
Según Manfred Lurker, "Cuando el
cadáver momificado atravesaba el Nilo, dos mujeres desempeñaban simbólicamente
el papel de las diosas Isis y Neftis que lloraban a Osiris. Se atribuía una
gran importancia al viaje del difunto a través del agua. El 'viaje por el lago'
era algo conocido ya en el Imperio Antiguo, y en el Imperio Tardío se colocaban
momias o modelos suyos sobre cocodrilos, a los que se obligaba a nadar,
haciendo así probablemente alusión al rescate del Osiris muerto, por Horo
[Horus] en forma de cocodrilo. El cruce del Nilo en barca era una reminiscencia
de las barcas divinas; existen también alusiones a la idea de la barca del sol,
por ejemplo en el Libro de los Muertos (...). Incluso durante el transporte por
la tierra yacía el ataúd en un bote colocado sobre un trineo tirado por toros o
vacas. Antes de que el ataúd en forma de momia fuera bajado a la tumba, se le
ponía en pie y se realizaba la ceremonia de apertura de la boca. La creencia en
una posible vida después de la muerte, parecida a la terrestre, dio lugar a la
práctica de depositar en la tumba, junto al muerto, todo lo necesario para la
vida. Se han encontrado jarras de vino y tazones para leche que carecían, sin
embargo, de cavidad interior, lo que debía significar obviamente el deseo de
que los recipientes se mantuviesen siempre llenos. Se depositaban también en
las tumbas pequeños modelos de casas y barcos. Los relieves y las pinturas
murales de las tumbas no se realizaban para informar a los vivos sobre la vida
del difunto, sino más bien para perpetuar la vida que terminaba y para servir
de poder mágico que prolongara para siempre el disfrute de sus posesiones
terrestres por parte del difunto." (Lurker, 1991).
Es importante señalar que dentro del
sarcófago se colocaban los papiros del Libro
para Salir al Día, mejor conocido como Libro
de los Muertos que el Ba del difunto utlizaría en el Más Allá.
"Compuesto en su versión tardía más completa, de 192 capítulos, (...) es
una recopilación de fragmentos de los textos de los sarcófagos, a los que se
añadieron nuevas reflexiones teológicas." (Franco, 2000). Es una colección
de hechizos, sortilegios, fórmulas mágicas, encantamientos e invocaciones que le permitían
al muerto (a su Ba más exactamente) vencer los múltiples obstáculos que se le
aparecerían en el Más Allá, posibilitándole la obtención de la inmortalidad, si
pasaba airoso el Juicio de Osiris.
La rejilla y
la tabla de las momias
E. A. Wallis Budge explica que
"En muchos de los ataúdes de madera rectangulares, hallados en las montañas
detrás de la ciudad moderna de Asyût, en el Alto Egipto, y en las que se
extienden al norte y sur de la misma ciudad, las momias solían estar elevadas
unos centímetros por encima del fondo del ataúd por medio de unas rejillas de madera pintadas
en blanco o amarillo. Los nativos rompieron y tiraron la mayoría de estas
rejillas porque las consideraban inútiles ya que nadie las compraba pero una de
ellas pudo salvarse y ahora se conserva en el Museo Británico (N.º 46639). Yo
desconozco la razón por la que se colocaba la rejilla en el ataúd.
La llamada "tabla de las momias" es una tapa de madera plana que tenía la
misma forma y tamaño que la momia que cubría, y parece haber sido introducida
en la parafernalia funeraria por los sacerdotes y las sacerdotisas de Amen-Ra,
en Tebas. Esta tapa está ligeramente curvada, para que pueda apoyarse
firmemente sobre la momia, y hay un rostro humano grabado en el extremo que
cubre la cara de la momia, que pretende ser un retrato del difunto. En algunas
ocasiones, esta cara se tallaba en alto relieve sobre una pieza de madera
aparte que, después, se clavaba a la tabla, y en otras, el rostro se tallaba en
bajo relieve sobre la misma tabla. La tabla está cubierta con figuras de los
dioses y escenas mitológicas pintadas con colores brillantes, que se hacen más
vistosos con una capa de barniz. Con frecuencia, el revés de la tabla está
pintado de un color morado o púrpura y allí encima se dibujaban en amarillo los
contornos del barco del sol, de la momia yaciendo sobre su espalda mientras
plantas con semillas brotan de ella, y otras escenas funerarias.(...) La tabla
de las momias despareció de los ataúdes con el fin del poder de los
reyes-sacerdotes, pero parece que tenemos supervivientes en los N.os 35464 y
36502 del Museo Británico." (Wallis Budge,
1995).
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