El Libro de los montes y los mares cuenta que se desbordaron los ríos y el agua alcanzaba ya el cielo cuando Gun tomó un poco de arcilla que se Expande y de Rocas que Aumentan e hizo diques con ella para contener la Inundación. Pero al haberla tomado sin que se le hubiera ordenado, el Emperador del Cielo mandó al Dragón Luminoso que fuera a la zona despoblada del monte Plumas y le matara.
Y, entonces, del estómago de Gun salió Yu. Y el Emperador del Cielo ordenó a Yu que pusiera las nueve regiones del mundo fuera de peligro.
Y Yu deshizo aquellos diques de arcilla.
También se ha dicho que Gun luego se metamorfoseó en una tortuga amarilla y se metió en un lago que había en aquel mismo monte. (Crónicas de los estados, 'Crónicas sobre el estado de Jin, VIII).
Guo Pu, en una nota al Libro de los montes y los mares ha dicho que "Como al cabo de tres años de su muerte Gun aún permanecía incorrupto, fue abierto con un cuchillo de la región de Wu, tras lo cual se transformó en un dragón amarillo."
El Libro de Mencio
comenta con respecto a estos acontencimientos. "Fue siendo Yao
emperador cuando el mundo se sumió en el caos. Los ríos se desbordaron y
empezaron a correr fuera de sus cauces anegando el mundo entero, y en
aquellos terrenos en que había habido exuberancia y profusión de plantas
y de árboles silvestres, así como nutridos rebaños de animales y de
bestias, los cereales dejaron de crecer y las bestias comenzaron a
atacar a los hombres; y se estableció en el País del Centro el lenguaje
de las pezuñas de las bestias y el de las garras de las aves." Así, el
País del Centro se "convirtió en morada de serpientes acuáticas y de
dragones. No hallando dónde aposentarse, los hombres que vivían en
hondos terrenos se construyeron nidos, y los que habitaban en terrenos
elevados se protegieron con muros de tierra alrededor."
En otro texto antiguo se expresa en los siguientes términos esta
catástrofe: "En la alta antigüedad, cuando el paso de los Dragones aún
se encontraba cerrado y todavía sin abrir el llamado Viga del Palacio,
el río Amarillo irrumpió por el paso de Meng con gran caudal y
corrientes perniciosas, y no hubo ni montaña ni colina, ni sembradío ni
terreza, ni llanura ni altiplano que no quedasen por debajo del nivel de
sus aguas. Este hecho quedó bautizado con el nombre de 'la
Inundación'." (Las exégesis de Lü a 'Libro de la Primavera y el Otoño', Las clases de amor).
Con respecto a la participación de Yu en estos acontencimientos, se ha dicho: "Estaba Yu comenzando a salvar de las aguas al pueblo de los Xia cuando, en una ocasión, se llegó hasta el País de Dayue y subió al monte Mao para trazar su gran plan. Allí ennobleció a los que lo merecían por sus virtudes y premió a los que habían trabajado por el bien común. A raíz de estos hechos, dicho lugar pasó a llamarse el monte de los Planes y las Juntas." Asimismo, se la señalado en que dicha junta, a la que había convocado un gran número de dioses, Yu "mató y descuartizó al patriarca Fangfeng por haber llegado tarde" a la misma. "Los huesos de éste colmaron un carro entero". (Historia de la ascendencia y caída del estado de Yue, 'Biografías extraoficiales'; y Crónicas de los estados, 'Crónicas del estado de Lu', II).
Se ha comentado que "Yu consiguió grandes logros por el bien común: aplastó la Inundación en la tierra, su opuso y eliminó todo lo que dañaba a los pueblos, y expulsó a Gonggong." Y es que "Empleando todas sus fuerzas logró Yu abrir los diques y los canales, reconducir los cauces de agua y aplanar la tierra levantada, con el Dragón Amarillo arrastrado la cola por delante de él y la Tortuga cargando con el lodo por detrás." (Libro del maestro Xun e Historias de los libros perdidos, II).
Yu, sin embargo, recibió ayuda para lograr este cometido: "Tenía las aguas reencauzadas Yu cuando, en una ocasión en que se encontraba mirando el río Amarillo, vio que emergía una cara blanca de persona unida a un cuerpo de pez.
—Soy el espíritu del río Amarillo —le dijo a Yu, y acto seguido le entregó unos mapas de los ríos, se volvió al agua y desapareció." (Addenda al 'Libro del maestro Shi', I).
En Historias de los libros perdidos, II, se relata que "Yu abrió un túnel en el monte llamado Paso de los Dragones y por él se adentró diez leguas hasta que fue a dar con una cueva tan negra y tan oscura que le habría sido imposible seguir avanzando de no haberse puesto una antorcha a la espalda. En la cueva distinguió a un animal parecido a un puerco que sujetaba en la boca una perla que, como una luna en medio de la noche, despedía una luz semejante a la de una lámpara, y también a un perro negro, que echó a andar dando ladridos; Yu los fue siguiendo (serían unas diez leguas según sus cálculos) hasta que se extravió y ya no supo más si era de día o de noche. Sintió de golpe la cercanía de la luz, y entonces pudo ver cómo el puerco y el perro que le acompañaban se convertían en dos personas vestidas de negro. A continuación vio también una divinidad con el cuerpo de serpiente y la cara de persona, con la que habló. Ésta le hizo entrega de los dibujos de los ocho trigramas esculpidos en una lámina de oro mientras otras ocho divinidades allí presentes empezaron a agasajarle.
—¿Serás tú —preguntó Yu a la primera divinidad— el sabio nacido de Huazu?
—Huazu fue en efecto la Deidad de los Nueve Ríos que me alumbró a mí —respondió la divinidad; al punto, tomó una placa de jade de dos dedos de grosor y dos pulgadas de largo, y se la entregó a Yu. En la placa había grabada una tabla con los números de las doce partes del día, de la que podría servirse Yu para hacer mediciones tanto del cielo como de la tierra.
Tomarla Yu en sus manos y dar las tierras y las aguas con su debida organización fueron todo uno. Aquella divinidad con cuerpo de serpiente no era otra que el augusto Fuxi."
Por su parte, el Libro del prefecto Li Tang, citado en la Recopilación general de los años 'de la Paz Universal', 47, narra lo siguiente: "Cuando estaba Yu tratando de controlar las aguas tres veces hubo que ir hasta el monte Tongbo en medio de vendavales y relámpagos, en medio del crujido de las rocas y del aullido de los árboles, con Tubo obstruyendo el fluir de los ríos y el Viejo del Cielo enviando tropas contra él; nada pudo lograr.
Enfadado, reclutó Yu a los Cien Espíritus, delegó el mando en el dragón Kui, y las deidades que señoreaban los montes cercanos al Tubo acataron sus órdenes." El Kui es un ser extraordinario de los elementos de Madera y Piedra que se parece a los dragones, tiene un cuerno y unas escamas que brillan como el sol y la luna juntos. Cuando se lo ve, hay sequía en la tierra. "Luego, Yu encerró al Señor del Monte Hongmeng, al del Shangzhang, al de Doulu y al del Lilou, y además capturó a la divinidad de los ríos Huai y Guo, que se llamaba Wuzhiqi y era especialista en diatribas verbales, en distinguir dónde estaban las partes de poca agua y las grandes simas del río Azul y en saber cómo de lejos o de cerca se hallaba tal o cual planicie u hondonada; tenía un cuerpo semejante al de los orangutanes, las fosas nasales vueltas hacia arriba, la cabeza muy grande, el cuerpo todo verde salvo en la cabeza, que era blanca, los ojos de metal, la dentadura de nieve, el cuello de vara y pico de largo y más fuerza que nueve elefantes juntos. Era muy buena aferrando y lanzando objetos con las manos y daba unos saltos enormes y con tal rapidez que uno dejaba de oírla y desaparecía de la vista en un tiempo incalculable. Así que Yu se la confió a Tonglu, pero no podía controlarla. Se la confió al pájaro Muyou, y tampoco pudo. Se la confió, en fin, a Kangcheng, y éste sí logró tenerla sujeta.
En cuanto estuvo sujeta, irrumpieron gritando y dando vueltas miles de Chibei, de Tonghu, de genios de los bosques, de espíritus de las aguas, de espectros de los montes y de seres de las piedras, pero Kangcheng, alabarda en mano, se puso a perseguirlos hasta que los hizo huir. A continuación se colgó del cuello una gran soga con un enorme candado y se metió en las fosas nasales dos campanillas de metal, y así fue detrás de ellos, expulsándolos hasta que llegaron a las faldas septentrionales del monte Tortugas, junto al río Huai. Y ocurrió que, desde entonces, las aguas del Huai fluyeron para siempre plácidamente hasta desembocar al mar."
Se cuenta en Los anales del Libro de Primavera y Otoño de los estados de Wu y de Yue que "Como sucedió que Yu había llegado a los treinta años sin haber tomado mujer y temió quedarse sin tiempo para ello, dio en cambiar de parecer.
—Esperaré una señal funesta para tomar esposa —anunció.
En una ocasión en que se le presentó un zorro blanco de nueve colas, dijo:
—El blanco es el color de mis vestimentas y las nueve colas el símbolo de los reyes. Y además existe aquella canción de los montes Tu que dice: 'Trotando va el zorro blanco, sus nueve colas moviendo va. Que venga a mi casa, que venga a mi casa, pues será coronado rey aquel a cuya casa va, su familia ascenderá y su casa subirá. Yo mismo, dice el zorro, así te lo avisaré. Una señal celestial te dirá cómo debes obrar'. ¡Ahora lo veo claro!
Así pues, Yu tomó a una dama de la zona de los montes Tu a la que dio el sobrenombre de 'Dama Agraciada'."
Volviendo a las acciones heroicas de este personaje en torno al desbordamiento de las aguas, se ha afirmado que "En sus labores por resolver la inundación, Yu pasó por el monte Muchas-Vueltas y allí se metamorfoseó en un oso tras haberle pedido a la dama del monte Yu: 'Tráeme de comer cada vez que oigas el sonido de un tambor'.
En una ocasión en que dio unos saltos encima de una roca (dado que era cojo de una pierna) y produjeron el sonido por error, la dama del monte Tu fue hasta donde había dejado a Yu y le vio bajo la forma de un oso. Se avergonzó tanto que se fue de allí. En la huida llegó a las faldas del monte Cumbre-Alta, lugar en el que ella misma se transformó en una roca que más tarde traería al mundo a Qi del siguiente modo:
—¡Dame a mi hijo! —le gritó Yu a la roca.
Ésta se abrió por la cara que daba al norte y Qi vino al mundo." (Yuan Shigu, en una nota a un pasaje del Libro del maestro Huainan, citado en el Libro de la dinastía Han, 'Historia de los Cinco Emperadores').
Yu atacando a Xiangliu |
En el Libro de los montes y los mares se dice que "El ayudante de Gonggong recibía el sobrenombre de Xiangliu; tenía nueve cabezas y cuerpo de serpiente, y devoraba todo lo que hubiese en nueve montañas simultáneamente. Como todo lugar que hollaba se transformaba en un lago o en un valle con vapores caliginosos en el que ningún animal podía quedarse a vivir, el emperador Yu, tras haber controlado el desbordamiento de las aguas obstruidas, le dio muerte, y la sangre que borbotó era pestilente, y ningún cereal creció allí. Dado que aquel paraje había quedado lleno de aquel líquido y era imposible vivir en él, el emperador Yu lo quiso contener levantando tres diques de unos doce metros, que fueron arramblados tantas veces como erigidos. Así que optó por excavar una poza y construyó (con tierra que sacó), al norte de los montes Kunlun, pedestales funerarios para todos los Emperadores del Cielo."
Montes Kunlun |
Tomado de: Gabriel García-Noblejas Sánchez-Cendal (ed.). (2004). Mitología clásica china. Madrid: Trotta y Edicions de la Universitat de Barcelona.
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