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domingo, 27 de enero de 2013

Mitos hindúes: 8.º Avatar de Vishnú: KRISHNA, el pastor



       "En los albores del tercer período, Dvapara Yuga, se produjo la más noble y pura encarnación de Vishnu. Tomó la personalidad de Krishna, constituyendo un personaje atrayente, lleno de astucia y habilidad, diestro en el manejo de las armas, sagaz y valeroso, que compartía igualmente la vida con los hombres y con los dioses, alternando con unos y con otros, engañando y aliándose con ambos si así le convenía, pero manteniendo siempre una inquebrantable adhesión a los amigos. 

Krishna en Goluka rodeado de sus vacas
       En la ciudad de Manthurâ vivía el cruel y despótico rey Kamsa. Un día un astrólogo real le predijo que un hijo de su hermana Devakî, casada a la sazón con Vasudeva, le destruiría y se apoderaría de su reino. Para evitar esto, Kamsa dispuso unas habitaciones de su palacio, especialmente custodiadas, en las que albergó a su hermana y a su cuñado. Allí Devakî dio a luz a seis hijos que fueron asesinados conforme nacían. El séptimo fue salvado por los dioses que le hicieron aparecer como de otra mujer y al que pusieron por nombre Balarâma. 

      Posteriormente dio a luz a un octavo hijo que, a causa del tono oscuro de su piel, tomó el nombre de Krishna, el Negro. En el momento de su nacimiento apareció con cuatro brazos en los que portaba todos los atributos de Vishnú y los dioses acudieron a adorarle, pero luego borró la memoria de esta visión de las mentes de sus padres, apareciendo como mortal. También en esta ocasión los dioses protegieron al hijo de Devakî: durmieron profundamente a los guardianes y descorrieron los cerrojos permitiendo que Vasudeva huyese con el niño, atravesando el río Yamunâ y llegase a la cabaña del pastor Nanda, cuya esposa, Yashodâ  había dado a luz aquella misma noche a una niña. Se verificó el cambio y a la mañana siguiente, descubierto el engaño, Kamsa mandó matar a todos los niños varones. Enterados de ello, Nanda y Yashodâ huyeron, junto con Krishna, a Gokula, territorio eminentemente ganadero habitado por pastores, donde creció el divino personaje. 

Desde muy pequeño, Krishna, demostró un poder extraordinario. En una ocasión, en que se comió toda la manteca que habían amasado los pastores, fue atado a un poste para castigar su travesura, pero él, haciendo uso de su fuerza, lo levantó hacia arriba y lo colocó sobre las copas de dos árboles. 

Krishna y Radha
Allí creció con los pastores y entre sus compañeros de juego estaban los Gopîs, bellas vaqueras, a las que conoció mientras se bañaban y a las que, en sus travesuras, quitó las ropas. Ellas le rogaron que se las devolviera, cosa a la que accedió no sin antes conseguir la promesa de que bailaría con ellas. Llegado el momento danzaron en círculo dando lugar a lo que se llamó Rasa Lîlâ, después las abandonó haciendo que le buscasen, desesperadas. Más tarde, acabada la broma, regresó y volvió a bailar de nuevo con ellas para lo que tuvo que multiplicar su cuerpo. Sólo la bella Râdhâ tuvo para sí al verdadero Krishna. Râdhâ es la personificación del amor humano hacia lo divino. Los textos filosóficos hindúes se refieren a ella como el principio de actividad cósmica del dios.

También se cuenta que la serpiente Kâliya que tenía cinco cabezas, mermaba diariamente los rebaños de Gokula y los pastores, no pudiendo acercarse a ella, porque vomitaba por sus bocas fuego y cenizas, pidieron al magnánimo Krishna que les librara de su enemigo. Este colocó su pie sobre la cabeza principal de la serpiente y la obligó a pedir clemencia pero no llegó a matarla atendiendo a los ruegos de las cien esposas de la serpiente. 

Krishna atacando a Kaliya
Una vez mayor de edad, tuvo que dejar a Râdhâ y los bellos recuerdos de su niñez y marchó hacia Marthurâ para emprender una campaña contra su tío, quien tenía prisioneros a sus padres. Como la fuerza del joven estaba demostrada, Kamsa recurrió a la astucia y preparó en Mathurâ unos juegos públicos a los que invitó a participar a todos los jóvenes, especialmente a Krishna, que salió vencedor de cuantos torneos participó, finalmente retó públicamente al propio rey y le mató, cumpliendo así la profecía. 

Después Krishna se casó con Rukminî, hija del rey Bhîshmaka de los vidarbhas, a la que tuvo que raptar, pues la familia de la novia deseaba establecer alianzas con el asura (demonio) Shishupâla. Aunque la literatura emparejó a Krishna con otras mujeres, Rukminî, encarnación de la diosa Lakshmî, está considerada como su principal esposa y madre de sus hijos. 

La intervención más importante de Krishna es en la Gran Guerra entre los Pândavas y Kauravas, en la que fue el intermediario incansable e incorrupto entre los dos bandos a fin de evitar el desastre final, pero una vez que ya nada pudo contra el destino, sirvió como cochero a su amigo Arjuna. 
Krishna matando a Kamsa

       Después de esta guerra, una vez que el mayor de los Pândavas estableció la paz durante muchos años, Krishna marchó a las costas de Gujarat acompañado del pueblo de los Vrishnis y construyó la ciudad de Dvârakâ. Krishna murió de un flechazo en el talón, único punto vulnerable de su cuerpo, disparado por un cazador borracho. A su muerte, su esposa Rukminî se quemó viva en la pira funeraria de su esposo. Y la ciudad, sobre la que pesaban varias maldiciones, fue anegada por el mar. 

       La figura de Krishna desborda al Vishnu védico, aunque conserva su rasgo esencial. Pero, por encima de todo, es el héroe de todos, identificándose con personajes legendarios de todas las mitologías. Su nacimiento espiado por el rey, burlado en un primer momento y que obliga a una posterior huida recuerda a la degollación de los inocentes y la siguiente huida de Egipto de los cristianos. Su infancia entre las Gopîs, haciendo alguna que otra trastada, se identifica con las leyendas del dios Pan entre los griegos. La historia de su lucha con la serpiente Kâliya está en paralelo con la de la hidra de Lerna vencida por Hércules. La guerra entre Krishna y Kamsa presenta notables analogías con la que mantuvo el héroe Feridum contra su tío Zohak enla mitología persa y del Asia Menor. Su actividad como auriga no desmerece la del noble y sapientísimo Néstor. Incluso su final coincide con el del valiente Aquiles. 

Krishna y Rukmini 
       Asociado a Krishna aparece la figura de Jagannâtha, que algunos autores suponen encarnación de Vishnú aunque la tradición puránica no le considera así. La leyenda cuenta que el rey Indradhiumna, deseoso de fundar una ciudad, envió a un brahmán para elegir el sitio adecuado. Éste localizó, tras una larga búsqueda, un emplazamiento a orillas del mar, en el golfo de Bengala y allí se levantó una hermosa ciudad. Una noche Indradhiumna tuvo un sueño en el que se le mencionaba la aparición en el agua de un madero de 52 pulgadas de largo por 18 de ancho, símbolo de la verdadera divinidad. El rey debía mantenerlo oculto en su casa durante siete días y al cabo de los cuales llevarlo al templo y adorarlo. Cuando la figura fue expuesta todo el mundo reconoció a Vishnú, a pesar de lo deforme y tosco de la talle, y le aclamaron como Jagannâtha (Señor del Mundo). El hecho de que esta figura esté flanqueda por las de Balarâma y Subhadrâ, hermanos de Krishna, ha inclinado a la tradició a asociarlo con este avatar. 

Krishna niño en el bosque
       Otras versiones indican que el rey Indradhiumna de Utkala (Orissa) recibió de Krishna la misión de erigirle un templo; otras que el trozo de madera devuelto por el mar no era sino la urna que encerraba reliquias de Krishna, sepultadas bajo las aguas cuando Dvârakâ fue tragada por el océano, aun cuando esta teoría está en desacuerdo con la tradición hindú que prohibe este trato a los muertos. Posiblemente se trate de una divinidad local prestigiada por su identificacion con el divino personaje. 

       Râma, junto con Krishna, son los héroes míticos más populares de la India, incluso a veces toman una significación propia, independiente de Vishnú."








Tomado de: Susana Ávila. (1999). Mitología de la India. Mítica y mística. Madrid: Miraguano.      

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