"Nüwa fue una mujer extremadamente sabia, una deidad de los tiempos remotos que alumbró todas las cosas y todos los seres. Dice la tradición que tenía Nüwa la cabeza de persona y el cuerpo de serpiente, y que alumbraba setenta veces al día."
"Se dice que cuando la tierra y el cielo estaban juntos e indistintos y aún no había hombres ni pueblos, Nüwa, con una diligencia y una entrega que no conocían el descanso, hizo a las personas con arcilla amarilla que modelaba a mano de este modo: primero troceaba el barro con una soga y luego hacía las personas con los trozos, empleando arcilla amarilla para los nobles ricos y hebras de soga para los hombres del pueblo pobres."
También se dice que "Nüwa hizo un ruego a la deidad del trono en el templo: ser la Mujer Mediadora. Luego estableció la institución del casamiento y quedó encargada de la mediación en los casamientos. Sus descendientes fundarían un país en el que le hacían ofrendas y peticiones como deidad de los casamientos." (cf. el Diccionario con explicación de los ideogramas y análisis de sus partes, 12; Estudios sobre las costumbres, de la Recopilación imperial de los escritos de los años 'de la Paz Universal', 78; y los Estudios sobre las costumbres, en su nota a la Historia de Lu, 'Resgistros posteriores', 11).
Por otra parte, en el Libro del maestro Huainan, se dice que "En los tiempos más remotos, las Cuatro Columnas se deterioraron y las Nueve Regiones se resquebrajaron de tal modo que el cielo perdió la horizontalidad, la tierra ya no lo sostenía bien por todas partes. Entonces estalló un vasto incendio imposible de apagar y hubo una enorme crecida de aguas imparable. Los cuadrúpedos salvajes empezaron a devorar a los hombres, que eran pacíficos, y las aves de presa y las rapaces a atacar con las garras tanto a los ancianos como a las mujeres y a los niños.
Así que Nüwa primero reparó el cielo azul con piedras de cinco colores fundidas y luego lo levantó usando las patas cortadas de una tortuga gigante a modo de cuatro columnas. Dio muerte al Dragón Negro y detuvo las malas aguas que se habían desbordado por medio de diques que construyó con la ceniza de las cañas quemadas: así es como puso fuera de peligro la región del centro, llamada Ji. Así es como quedó reparado el cielo azul y erigidas las Cuatro Columnas, secadas las aguas malas y fuera de peligro la región del centro, muertos los nocivos animales y vivos los pacíficos hombres. Y la cuadrada tierra volvió a ser soporte y el redondo cielo a cubrirlo bien todo.
A partir de entonces, no hubo una sola bestia ni una sola ave, ni un solo insecto ni un solo reptil que no se guardase las garras y los colmillos, que no se abstuviera de usar sus letales aguijones: ninguno volvió a tener la intención de dar dentelladas ni picotazos.
Los logros de Nüwa alcanzaron el noveno cielo a lo alto y penetraron hasta la tierra negra que hay debajo de las Fuentes Amarillas por abajo; su fama se transmitió de generación en generación y su luz calentó a los seres y a las cosas del universo. Iba ella montada en un relámpago de carro, en su asiento circular, llevando de tiro a dragones con alas Ying y como caballos de mano a dragoncillos con cuernos Qiu, trayendo en las manos valiosísimos objetos raros, rodeada de nubes amarillas, precedida por serpientes voladoras Teng, y de esa guisa iba y venía y volaba sin tregua, ora señalando el camino a las deidades y a los espíritus, ora ascendiendo hasta el noveno cielo y mostrándole al Emperador del Cielo dónde está la Puerta de los Espíritus. Luego de lo cual descansó ella callada y quietamente junto al Sumo Antepasado, y, sin hacer alarde de sus logros ni pregón de su fama, guardó para sí las artes de su perfección y se limitó a vivir conforme al curso de la Naturaleza."
En las notas de Guo Pu al Libro de los montes y los mares, se señala que "Nüwa fue una deidad de la antigüedad, una emperadora del Cielo. Tenía el rostro de persona y el cuerpo de serpiente; podía metamorfosearse siete veces al día. En cierta ocasión, se le transformó el estómago en las Deidades-Intestinos de Nüwa". Por eso en el mismo libro ya señalado, se comenta que "Estas diez deidades-persona son los llamados Intestinos de Nüwa, pues son una metamorfosis de los intestinos de Nüwa en deidades. Están por la parte despoblada de Liguang y son como intestinos caídos en los caminos, cuyo paso cortan e impiden.". Finalmente, también se ha afirmado, como sucede en el texto Las familias hereditarias, que "Fue Nüwa quien fabricó la primera zampoña de trece tubos."
Tomado de: Gabriel García-Noblejas Sánchez-Cendal (ed.). (2004). Mitología clásica china. Madrid: Trotta y Edicions de la Universitat de Barcelona.
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